miércoles, 11 de junio de 2014

Átomo

En cuanto Hela consiguió el bote corrió hacia su cuarto apretando fuertemente lo que iba a convertirse en su más oculto secreto.
Nadie sabría lo que allí iba a guardar. Nadie, excepto Riel.

Él había sido siempre el guardián de sus secretos y en los últimos meses se había convertido en su fiel compañero de azañas por muy imposibles que pudieran resultar a los ojos del mundo.

Hela, que había envuelto cada una de sus pertenencias en papel celofán, fue colocándolas una trás de otra en aquel marvilloso bote del tesoro.
Y aquél domingo de Abril, decidió ponerle un nombre, un nombre en clave que sólo ella y Riel conociesen. Y fue así cómo nació "Átomo".

Apenas había pasado un mes desde la azaña del Teatro Lisset y Hela ya había urdido un nuevo plan de ataque contra la pandilla. Había dibujado un plano, cómo hacía para cada una de sus batallas, que recreaba fielmente una auténtica trama policiaca.

Mientras tanto, Riel, se encargaba de reunir todos los utensilios que iban a necesitar para su nueva aventura. Su trabajo en la Biblioteca de la Universidad, le había concedido acceso a todas las salas guardadas bajo llave, a las que sólo los catedráticos más afortunados tenían acceso.

Uno de los jueves en los que se reunía la pandilla en el Club Lirón, Hela se ausentó durante largo tiempo, y Héctor que era de los más observadores decidió que debía vigilar sus pasos y descubrir qué escondían sus grandes ojos negros, esos que siempre le habían inquietado.

A la mañana siguiente, Hela despertó y se dio cuenta de que se había quedado dormida, su viejo despertador de cuerda había abandonado la función. Apresurada, tomó su ducha matinal y con el estómago vacío corrió hacia la estación de tren.
En el camino notó que alguien en la acera de enfrente, corría en la misma dirección. Pudo notarlo por el rabillo del ojo, pero no podía perder un sólo segundo en girar la cabeza para mirar. Así es que apretó aún más su carrera dejando atrás a aquella "sombra".




martes, 10 de junio de 2014

Comprendo



Nadas en el oscuro habitáculo de tu nicho, cómo queriendo alcanzar mar abierto

Un rayo de sol ciega tus ojos dividiéndote en mitades
y comprendo...
que no quieras salir de tu misteriosa cama...

Te comprendo a veces cuando tímidamente sonríes
cómo ocultando los dientes,
Pero tu negrura no te hace débil....
te hace humano...
te confiere cierto caracter angelical

Luego depositas en mi las garras que ya no necesitas.

Comprendo que no quieras volverlas a ver