Tan temprano era, que la Tierra aún yacia horizontal, templada, plana, y ninguna curva conformaba uno solo de sus angulos.
Me desperte antes de que mi cuerpo se hubiera dado cuenta.
Con las piernas temblando, me dirijí a la cocina, para tomar mi habitual taza de cafe cuando en la habitacion de doña Eulalia se oyó el telefono sonar.
Eulalia que era una mujer enjuta de pelo largo y cano, y rostro regio arrastró sus alpargatas para descolgar el auricular del telefono:
-Aha...aha, si,aha, aha!, Tal vez mañana.-
Y colgo el telefono.
Después de tomar el café, tomé una ducha rápida y recogí los platos de la noche anterior que, cómo de costumbre, había amontonado en la pila junto con el resto de utensilios que utilicé para cocinar.
A veces me paso largas horas mirando por la ventana, la situación de mi piso en la Calle Yeserías, me permite ver más allá de la Plaza de las Bulerías, escudriñando las historias que de contínuo suceden en el Callejón Las Martinicas, o de la calle Mateo. Especulo acerca de la vida de las personas que observo, e imagino los diálogos que pueden estar teniendo entre sí.
Después de tomar el café, tomé una ducha rápida y recogí los platos de la noche anterior que, cómo de costumbre, había amontonado en la pila junto con el resto de utensilios que utilicé para cocinar.
A veces me paso largas horas mirando por la ventana, la situación de mi piso en la Calle Yeserías, me permite ver más allá de la Plaza de las Bulerías, escudriñando las historias que de contínuo suceden en el Callejón Las Martinicas, o de la calle Mateo. Especulo acerca de la vida de las personas que observo, e imagino los diálogos que pueden estar teniendo entre sí.
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